domingo, 31 de enero de 2010

Azucenas inocentes


– ¡Volcó el florero y el mantel de la bisa está hecho una porquería! –

La voz enojada de mi hermana me llegó antes que su presencia.

— ¡Y yo no voy a volver a lavarlo! ¡Gata insufrible! Siempre igual. ¿Cuándo te dignarás educarla?— El rostro encendido, los ojos verdes, tormentosos, capaces de quebrar bombitas, las palabras subiendo de tono hasta casi llegar al grito.

La atmósfera se tornó espesa. La alegría que bailoteaba de la mano de un claro sol dentro de la casa, se esfumó. Hice un esfuerzo por recuperarla dentro de mí. No pude. Suspiré en silencio.

—Tá, tá. No te pongas así, Ruth. Es solo agua —le dije en un tono neutro. Levanté el florero azul de cristal y le devolví las azucenas que había traído del jardín en la mañana. Ellas, inocentes, seguían perfumando la tarde. El mantel de granité blanco, vainillado y bordado con delicadas florecitas celestes ya desvaídas por el tiempo, se había encargado de absorber el agua. Lo retiré. «No vaya a ser que en su enojo lo blanda como un trapo viejo y se dañe en serio».

En silencio, traje una franela. Recuperé la mesa a su brillo magnífico. Extendí una carpeta de crochet sobre ella y coloqué en el centro el florero azul con agua nueva. Las azucenas se exhibían como albas trompetas. El escenario quedó sin huellas.

Ruth me miraba ir y venir agazapada dentro de su cólera.

Se cortaba el aire con un cuchillo.

« ¡La conozco tanto! Si la enfrento y oso recordarle que la gata es de las dos, aunque siempre me haya preferido a mi, se viene el contragolpe. No tengo ganas de peleas. ¿Para qué?», me dije.

Ruth volvió al ataque.

—No. Yo no me pongo así. Es tu gata de mierda… —Y siguió hablando o farfullando. Pero yo ya no la escuchaba. Había decidido no entrar en el juego. ¿Quién sabe de qué cosas necesitaba realmente desahogarse? Miré más allá de ella. Detrás, las cortinas de voile ondeaban tenues cubriendo y descubriendo de a partes el jardín. Entonces, me escapé por la ventana.

Afuera, a las adelfas enloquecidas, parecían haberles nacido estrellas granates, blancas y rosadas.

2 comentarios:

  1. Me encantó Ana. Me entusiasmaste y voy a subir mi versión del mantel y la gata.Beso lunático.

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  2. Dale Eli!!
    Subí mi versión y me largué.
    Beso aterrizando.

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