Historias que tiemblen o susurren. Como el papel de china -o de seda- con el soplo del viento. Apenas un rumor que se acople a la respiración del mundo.
Metamorfosis del clavel
Junto a la mar y un río y en mis primeros años, quería ser caballo. Las orillas de juncos eran de viento y yeguas. Quería ser caballo. Las colas empinadas barrían las estrellas. Quería ser caballo. Escucha por la playa, madre, mi trote largo. Quería ser caballo. Desde mañana, madre, viviré junto al agua. Quería ser caballo. En el fondo dormía una niña cuatralba. Quería ser caballo.
El caballo pidió sábanas, rizadas como los ríos. Sábanas blancas. Quiero ser hombre una noche. Llamadme al alba. La mujer no lo llamó. (Nunca más volvió a la cuadra.)
Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al norte, fue al sur. Creyó que el trigo era agua. Se equivocaba. Creyó que el mar era el cielo; que la noche, la mañana. Se equivocaba. Que las estrellas, rocío; que la calor, la nevada. Se equivocaba. Que tu falda era tu blusa; que tu corazón, su casa. Se equivocaba. (Ella se durmió en la orilla. Tú, en la cumbre de una rama.)
Al alba, se asombró el gallo. El eco le devolvía voz de muchacho. Se halló signos varoniles, el gallo. Se asombró el gallo. Ojos de amor y pelea, saltó a un naranjo. Del naranjo a un limonar; de los limones a un patio; del patio, saltó a una alcoba, el gallo. La mujer que allí dormía lo abrazó. Se asombró el gallo.
Rafael Alberti
Dibujo de Dalí.
Mike Haselip
"En Burgess Hill, se nos ha muerto como del rayo..."
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