Esa tarde las campanitas cristalinas del espiral del crecimiento se hicieron escuchar. La niña-adolescente, de pronto, se sintió muy bien.
Salió a pasear y tal vez a causa del aire tibio o de esa energía que la recorría, pudo decidirse.
Entró a la tienda y se la compró.
Sobre la camiseta, en caprichosas letras de colores se leía: "No insistas. Ya no beso sapos".

Muy bueno el cuento y la imagen ¡
ResponderEliminarmuy divertidoooo
ResponderEliminarGenial, genial. Dónde las venden? Jua!
ResponderEliminar